Las galletas de natas son uno de los clásicos de nuestra gastronomía.
Y el bizcocho de natas, y el pan untado con esas mismas natas...
Una locura.
Pero el problema, hoy en día, reside en hacerse con las ansiadas natas caseras.
Hace unos meses publicaba un bizcocho de natas. Aquí la receta.
No es un producto fácil de encontrar. En Asturias estamos rodeados por zona rural, cuando no estamos en el mismo medio. Muy cerca de Gijón, la ciudad con más habitantes del Principado, encontramos caserías con vacas donde, con un poco de suerte, podemos hacernos con un tazón del apreciado manjar.
La crema de leche o nata es una sustancia de consistencia grasa y tonalidad blanca o amarillenta que se encuentra de forma emulsionada en la leche recién ordeñada o cruda, es decir, en estado natural y que no ha pasado por ningún proceso artificial que elimina elementos grasos.
Está constituida principalmente por glóbulos de materia grasa que se encuentran flotando en la superficie de la leche cruda; por esto se dice que es una emulsión de grasa en agua. Esta capa se puede apreciar dejando cierta cantidad de leche cruda, sin homogeneizar ni descremar, en un recipiente, se puede observar cómo una delgada capa toma forma en la superficie. No debe confundirse con la nata que se observa al llevar a hervor la leche, con la que no tiene que ver.
En este caso he utilizado deliciosas natas caseras y un glaseado muy natural a base de puré de fresa y azúcar glass.
Sin más.
Para su elaboración necesitamos,
- 250 gr de natas.
- 250 gr de azúcar.
- 2 yemas de huevos medianos.
- 400 gr de harina tamizada.
- 300 gr de azúcar glass y puré de fresa al gusto para conseguir una consistencia estable en la glasa.
Batir muy bien las natas con el azúcar. Añadir las yemas una a una sin dejar de batir, incorporar la harina y amasar hasta conseguir una mezcla pegajosa pero lisa.
Aprisionar en forma de rulo dentro de papel film y refrigerar al menos dos horas.
Será una masa difícil de manejar pero se debe resistir la tentación de añadir más harina u obtendremos galletas duras.
Una vez fuera del frío, ayudarse con harina para espolvorear la mesa y las manos, estirar la masa y cortar de la forma deseada, hornear hasta que hayan dorado los bordes. Horno precalentado a 180º.
Preparar la glasa batiendo manualmente, con una cuchara de madera, el azúcar con el puré de fresa, la consistencia ha de ser dura pero manejable.
Extender sobre las galletas templadas y dejar enfriar completamente.
En caso de no disponer de natas caseras, utilizar nata gruesa comercial con al menos un 35% de materia grasa, mejor si la encontramos con un porcentaje de grasa superior.