Casi novecientos millones de personas se van a dormir con hambre cada noche.
Sin embargo, en este planeta azul hay suficientes recursos para todos.
Lo más paradójico del caso, es que la mayoría de estas personas cultivan la tierra.
En ocasiones me siento avergonzada por mi suerte. Me avergüenza mi suerte y la de los míos. El hecho de poder poner un plato sobre la mesa cada día y, mucho más, el poder elegir qué alimentos tomamos, variarlos en función de necesidades o gustos, atender a todas las intolerancias alimentarias que podamos sufrir con los mejores y más costosos ingredientes y, en tantas ocasiones, tirar cantidades que saciarían el hambre de tantos y tantos niños, da que pensar.
No es necesario que disponiendo de alimento pasemos hambre, o que no cuidemos la alimentación de nuestros hijos, pero sí es necesario ser consciente de nuestra fortuna y privilegio.
Y compartirlos.
Hablar de hambre en estos momentos comienza a ser, lamentablemente, un tema recurrente.
No hay que desplazarse al Sahel mauritano para sentir palpitar la miseria y la pobreza.
Pero el hambre de un niño es algo inadmisible, aquí y en el Monasterio de Piedra.
Y en la medida de nuestras posibilidades es nuestro DEBER ayudar, ser conscientes, respetar el dolor ajeno e intentar paliarlo del mejor modo posible.
Intermon Oxfam ha puesto en marcha una iniciativa a la que han llamado Mesa para 7.000 millones de personas. Un grupo de personas sentadas a una mesa, para comer o cenar, por dos euros por cabeza. Esos dos euros son el importe que una persona en el Sahel necesita para comer durante una semana.
Para que el único hambre que existe sea el hambre de justicia, mi primer grano de arena para esta encomiable iniciativa es esta tarta de queso y capuccino para siete mil millones de personas.
Para su elaboración necesitamos,
- 140 gr de galletas tipo Digestive o Granola.
- 55 gr de mantequilla derretida.
- 600 gr de queso mascarpone.
- 4 huevos medianos batidos.
- 6 cucharadas de crema agria.
- 4 cucharadas colmadas de café instantáneo disueltas en 4 cucharadas de agua caliente.
- 100 gr de azúcar más 2 más bien colmadas para el glaseado.
- 240 ml de crema agria y cacao en polvo para espolvorear.
Machacar las galletas y mezclar con la mantequilla derretida. Forrar el fondo de un molde desmontable y hornear a 180º unos 12 mn. Reservar.
Batir el queso con las seis cucharadas de crema, café, azúcar y huevos.
Verter a mezcla sobre la base de galletas. Colocar el molde sobre una fuente grande con agua que llegue hasta la mitad del mismo. Hornear más o menos una hora hasta que el relleno cuaje pero esté blando.
Mezclar las dos cucharadas de azúcar con la crema agria, retirar la tarta del horno y verter por encima, hornear 10 mn más, retirar del horno, enfriar y refrigerar al menos cuatro horas.
Espolvorear con cacao y servir.
