En ocasiones se les añade un clavo de olor que ha de ser retirado antes de consumirlas.
Tienen un origen etimológico muy curioso; parece que kourabiede deriva de la palabra persa quarabiya (posteriormente kurabiya, galleta en persa).
Una versión similar de estas galletas es llamada gurabije en Albania y qurabiya en Armenia.
La cultura gastronómica griega mantiene, de familia en familia y de padres a hijos, las recetas mas antiguas y tradicionales, sobre todo aquellas relacionadas con las festividades navideñas.
Para las kourabiedes, los griegos utilizan metaxa, una mezcla de brandy y vino hecho de variedades de uvas savatiano, sultanino y corintia negra secadas al sol. Se mezcla entonces con moscatel añejo de las islas griegas de Samos y Lemnos.
Yo he abierto mi botella de metaxa Seven Stars para elaborar esta delicia con textura de polvorón pero con un sabor mucho más profundo y exótico.
Para su elaboración necesitamos,
- 100 gr de almendra molida.
- 130 gr de mantequilla en pomada.
- 100 gr de azúcar glass.
- Una yema grande.
- 220 gr de harina.
- Media cucharadita de levadura.
- Una cucharadita de pasta de vainilla.
- Dos cucharadas de metaxa ( puede sustituirse por brandy)
- Tres cucharadas de agua de rosas.
- Azúcar glass para espolvorear.
Batir muy bien la mantequilla con los 100 gr de azúcar hasta que la mezcla blanquee. Incorporar la yema y seguir batiendo. Añadir la almendra, vainilla y metaxa, batir, incorporar por último la harina cernida con la levadura hasta obtener una mezcla en forma de migas.
Formar bolas, medialunas o eses con las manos, apretando bien la masa y hornear en horno precalentado a 180º hasta que hayan dorado ligeramente.
Pincelar las galletas con el agua de rosas y espolvorear bien con azúcar glass. Volver a espolvorear una vez frias y cubrirlas por completo de azúcar.
Reservar en bote hermético.